Plan de prevención de desperdicio alimentario: qué debe incluir según la Ley 1/2025

La nueva legislación española trae consigo importantes obligaciones para todos los eslabones de la cadena alimentaria. Si tienes una empresa que produce, transforma, distribuye o vende alimentos, es muy probable que debas elaborar un plan de prevención del desperdicio alimentario. Te explicamos qué es, quién está obligado a presentarlo y, sobre todo, qué debe incluir para cumplir con la Ley 1/2025.

¿Qué es un plan de prevención del desperdicio alimentario?

Un plan de prevención del desperdicio alimentario es un documento interno obligatorio que deben elaborar ciertos operadores del sector alimentario. Su objetivo principal es identificar en qué puntos del proceso se generan pérdidas de alimentos y establecer medidas concretas para reducirlas, priorizando su aprovechamiento seguro y trazable.

La Ley 1/2025 define este plan como una herramienta activa de mejora continua. Es decir, no basta con redactarlo una vez y olvidarse: debe actualizarse, revisarse y adaptarse a la evolución de cada empresa.

¿Qué empresas están obligadas a elaborarlo?

Según el texto legal, están obligados a tener un plan de prevención todos los operadores económicos con actividad en el ámbito alimentario, incluyendo:

  • Industrias de producción y transformación de alimentos.
  • Empresas distribuidoras y comercializadoras.
  • Supermercados y tiendas de alimentación.
  • Establecimientos de hostelería y restauración.
  • Servicios de catering y restauración colectiva (comedores escolares, hospitales, etc.).

Quedan exentas las microempresas y autónomos que no superen ciertos umbrales definidos reglamentariamente, aunque se les recomienda aplicar igualmente prácticas de prevención adaptadas a su escala.

6 claves para elaborar un plan de prevención de desperdicio alimentario

  • Diagnóstico inicial: identificación de los puntos críticos donde se generan pérdidas de alimentos a lo largo del proceso productivo o comercial.
  • Medidas preventivas: acciones para evitar que se generen excedentes o productos no vendidos (por ejemplo, mejoras en la previsión de demanda o en la gestión de inventarios).
  • Jerarquía de uso: aplicación obligatoria del orden de prioridades en la gestión de alimentos no aprovechados (donación, transformación, alimentación animal, compostaje…).
  • Sistema de seguimiento: indicadores para evaluar periódicamente la efectividad del plan y detectar mejoras.
  • Responsable del plan: designación de una persona o equipo encargado de su implementación y control.
  • Protocolos de donación: descripción de cómo se realiza la entrega segura y trazable de alimentos, con acuerdos firmados con entidades receptoras.

Cómo elaborar un plan eficaz paso a paso

Crear un plan no es solo cumplir con un requisito legal. Es una oportunidad para optimizar procesos y actuar de forma más sostenible. Aquí tienes una guía práctica para desarrollarlo:

  • Revisión interna: analiza cada fase del ciclo alimentario en tu empresa, desde la compra de materias primas hasta la venta o servicio final.
  • Localiza los puntos críticos: identifica cuándo, dónde y por qué se pierde alimento (errores en pedidos, mal almacenamiento, rotación de stock…).
  • Define objetivos claros: por ejemplo, reducir un 30 % los productos caducados sin vender en 6 meses.
  • Aplica soluciones preventivas: formación de personal, rediseño del menú, implementación de software de trazabilidad, etc.
  • Establece acuerdos de donación: colabora con bancos de alimentos o entidades sociales locales.
  • Crea un sistema de evaluación: mide cuántos kilos se han evitado, qué ahorro económico implica y ajusta el plan si es necesario.

Ejemplos de medidas correctoras y buenas prácticas

Para inspirarte, aquí van algunas medidas reales que muchas empresas ya aplican:

  • Etiquetado con doble fecha (consumo preferente y caducidad) para evitar confusiones.
  • Promociones de última hora para vender productos próximos a caducar.
  • Menús personalizables por ración en restaurantes.
  • Donación diaria a bancos de alimentos de productos frescos no vendidos.
  • Digitalización del stock para prever roturas o acumulaciones innecesarias.
  • Capacitación del personal en prácticas de manipulación y conservación.

Estas acciones no solo evitan desperdicios: también pueden mejorar la reputación de tu marca y generar impacto social positivo.

¿Qué ocurre si no tienes un plan de prevención?

La Ley 1/2025 no detalla una sanción económica concreta por no contar con un plan de prevención del desperdicio alimentario. Sin embargo, el texto sí establece un régimen general de infracciones y sanciones para quienes incumplan las obligaciones previstas en la ley.

Esto significa que la falta de un plan podría ser considerada una infracción, en función de cómo lo interprete la autoridad competente. Las sanciones contempladas van desde advertencias y multas leves, hasta infracciones graves o muy graves en caso de incumplimientos reiterados o si afectan a la seguridad alimentaria o la trazabilidad.

Por tanto, contar con un plan no solo es una buena práctica, sino también una forma de evitar problemas legales y demostrar compromiso con la normativa vigente.

El plan de prevención del desperdicio alimentario no es solo una obligación legal: es una herramienta estratégica para cualquier empresa del sector. Su correcta elaboración y aplicación puede generar ahorros, reducir el impacto ambiental, y abrir nuevas vías de colaboración social mediante la donación segura de excedentes.

Desde PlanB apoyamos a las empresas que quieren transformar su modelo hacia uno más sostenible y alineado con la ley. Si necesitas ayuda para gestionar la donación de alimentos, ponte en contacto con nosotros. Te ayudamos a pasar de la obligación a la oportunidad.

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