Ley de Desperdicio Alimentario 2025 en España: qué es y cuándo entra en vigor

Si formas parte de la cadena alimentaria —ya sea como productor, distribuidor, comerciante, hostelero o simplemente como consumidor consciente—, conviene que conozcas la nueva Ley 1/2025 de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, publicada oficialmente el 1 de abril de 2025 en el BOE.

Esta normativa marca un punto de inflexión en España al establecer, por primera vez, obligaciones legales específicas para reducir el desperdicio de alimentos en todas las etapas, desde la producción hasta el consumo final.

En este artículo te explicamos qué regula exactamente esta ley, a quién afecta y cuándo entra en vigor, con base exclusivamente en el texto legal oficial.

¿Qué es la LPPDA y por qué se ha aprobado?

La Ley 1/2025, de 1 de abril, de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario establece el marco jurídico para reducir el desperdicio de alimentos en todo el territorio nacional. Esta norma responde al compromiso del Estado con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12.3, que insta a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial antes de 2030.

La ley tiene como finalidad prevenir las pérdidas de alimentos en la cadena de producción, transformación, distribución, hostelería y consumo, asegurando que los productos aptos para el consumo humano se gestionen adecuadamente, promoviendo su donación o aprovechamiento.

¿A quién afecta esta ley?

La norma se aplica a todos los agentes de la cadena alimentaria en el ámbito nacional. Específicamente:

  • Operadores económicos que producen, transforman, distribuyen o comercializan alimentos.
  • Servicios de restauración colectiva y minoristas (incluidos supermercados, tiendas de alimentación, hoteles, restaurantes, comedores escolares o residenciales).
  • Entidades receptoras de alimentos (como bancos de alimentos, ONGs y asociaciones benéficas).
  • Administraciones públicas, en su papel de impulsores de campañas, formadores y gestores públicos.

La ley también contempla medidas dirigidas a la ciudadanía en general, especialmente a través de campañas de concienciación y educación alimentaria.

¿Cuándo entra en vigor?

Según la disposición final vigésima de la ley, esta entró en vigor el pasado 2 de enero de 2025.

Además, se establecen otros plazos específicos:

  • Los operadores económicos que deben implementar un Plan de Prevención de pérdidas y desperdicio alimentario tendrán de plazo un año para ponerlo en marcha (desde la publicación en el Boletín Oficial del Estado).

  • Las administraciones deberán promover, dentro del primer año, planes estratégicos y acciones en el ámbito educativo e institucional.

¿Qué objetivos persigue esta normativa?

La LPPDA se estructura en torno a los siguientes fines, según el artículo 3:

  • Reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos en toda la cadena agroalimentaria.
  • Definir con claridad qué se entiende por pérdidas y desperdicio alimentario.
  • Fomentar la donación y redistribución segura y trazable de alimentos.
  • Analizar causas y consecuencias del desperdicio alimentario, promoviendo la investigación.
  • Mejorar la medición periódica y comparativa del desperdicio a nivel nacional y europeo.
  • Garantizar recursos logísticos para entidades sociales que gestionan donaciones.
  • Alinear el ordenamiento jurídico español con los compromisos internacionales.
  • Contribuir a los objetivos de la Agenda 2030 en materia de reducción de residuos alimentarios.
  • Impulsar la rendición de cuentas y el aprendizaje colectivo en prevención y reducción.
  • Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al desperdicio.
  • Establecer una jerarquía de prioridades para gestionar los alimentos no aprovechados.
  • Sensibilizar, formar e informar a todos los actores del sistema alimentario y la ciudadanía.

¿Qué implicaciones tiene para las empresas?

Los agentes de la cadena alimentaria con actividad económica deberán:

  • Disponer de un Plan de Prevención, que identifique puntos críticos donde se generan pérdidas y proponga medidas correctoras.

  • Aplicar la jerarquía de prioridades en la gestión de excedentes:
    1. Prevención en origen.
    2. Donación para consumo humano.
    3. Transformación en otros productos alimenticios.
    4. Alimentación animal.
    5. Uso industrial o energético.
    6. Compostaje.

  • Formalizar acuerdos con entidades receptoras para la entrega segura y trazable de alimentos no vendidos, pero aún aptos para el consumo.

  • En el caso de la restauración, deberán:
    • Permitir que el consumidor se lleve las sobras en envases reutilizables o reciclables.
    • Informar sobre la posibilidad de elegir raciones de distinto tamaño, si se ofrece esa opción.

¿Qué implicaciones tiene para el consumidor?

Aunque la ley no impone obligaciones directas al consumidor, sí tiene impacto indirecto:

  • El acceso a información transparente sobre la política de donaciones y prevención será obligatorio en muchas empresas.
  • Habrá campañas institucionales de educación y sensibilización, con especial foco en centros escolares y servicios públicos.
  • El fomento de prácticas como llevarse la comida sobrante en restaurantes será obligatorio para los establecimientos, lo que transforma hábitos cotidianos.

¿En qué se diferencia esta ley respecto a otras normativas?

Esta es la primera norma con rango de ley en España que regula de manera integral el desperdicio alimentario. A diferencia de recomendaciones o programas anteriores:

  • Es obligatoria y de cumplimiento general para todos los agentes implicados.
  • Establece un sistema sancionador, que detalla infracciones leves, graves y muy graves (capítulo VI).
  • Introduce el concepto de jerarquía de uso, lo que implica una forma ordenada y legalmente vinculante de gestionar los excedentes.

También refuerza el papel de las administraciones públicas, tanto en su función educadora como en la gestión de comedores colectivos y contratos de alimentación.

Conclusión

La entrada en vigor de la Ley supone un cambio profundo en la manera de gestionar los excedentes alimentarios en España. No se trata solo de cumplir una normativa, sino de asumir un compromiso real con la eficiencia, la sostenibilidad y la justicia social.

En Plan B creemos que esta ley es una oportunidad para transformar el sistema alimentario. Por eso, ayudamos a empresas, entidades sociales y administraciones públicas a reducir el desperdicio de forma sencilla y eficaz. Facilitamos la conexión entre quienes generan excedentes y quienes los necesitan, garantizando siempre la trazabilidad, la seguridad y el cumplimiento normativo.

Si necesitas apoyo para adaptarte a la nueva ley, cuenta con nosotros. Estamos aquí para ayudarte a convertir lo que antes era un residuo en un recurso con valor social y ambiental.