Si el desperdicio alimentario mundial fuera un país, generaría una huella de carbono superior a la de cualquier otro país del planeta, exceptuando China y Estados Unidos.
El desperdicio de alimentos es un problema mundial que afecta tanto al medio ambiente como a la seguridad alimentaria. Según la FAO, cada año se pierden toneladas de alimentos que podrían alimentar a 1.260 millones de personas que sufren hambre. Además, esta pérdida tiene graves consecuencias para el planeta, ya que genera una gran cantidad de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático. Como afirma el Informe de Desperdicio Alimentario y Cambio Climático llevado a cabo por ECODES, “en el informe de 2013, utilizando datos de 2007, se estimaba que las emisiones de GEI asociadas al desperdicio alimentario (alimentos producidos y no consumidos) eran 3,3 Gt CO2 eq. Esto suponía, si el desperdicio alimentario mundial fuera un país, una huella de carbono por encima de cualquier país del planeta salvo China y Estados Unidos”.
¿Pero, por qué el desperdicio alimentario es un problema tan grave?
- Impacto climático: La producción de alimentos que terminan en la basura consume recursos valiosos como agua y tierra, genera emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye a la deforestación.
- Pérdida de biodiversidad: La expansión de la agricultura para satisfacer la demanda de alimentos que posteriormente se desperdician pone en peligro ecosistemas y especies.
El impacto del desperdicio alimentario en el cambio climático
El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Sus efectos se hacen cada vez más evidentes en todo el mundo, con fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, muchos desconocen que una de las causas que contribuyen al calentamiento global está más cerca de lo que pensamos: el desperdicio de alimentos.
Puede parecer sorprendente, pero la producción y el desecho de alimentos generan una cantidad significativa de gases de efecto invernadero, los principales responsables del cambio climático. Según FAO, aproximadamente el 8% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre se deben al desperdicio y la pérdida de alimentos.
Además, cada vez que se tira un alimento, todos los insumos que se han invertido para producir, manufacturar, transportar y conservar este producto, los estamos de igual forma “enviando a la basura”. Según el Informe de Desperdicio Alimentario y Cambio Climático llevado a cabo por ECODES, se estima que casi el 30% de la superficie agrícola mundial se utiliza para cultivar alimentos que nunca se consumirán, lo que equivale a dedicar una superficie similar a la de China. Este despilfarro consume el 19% de los fertilizantes y el 20% del agua dulce a nivel mundial, agravando la crisis ambiental y alimentaria.
Soluciones para un futuro más sostenible
En la actualidad, apoyar acciones que promuevan el consumo responsable y la reducción del desperdicio se ha vuelto esencial para construir un futuro donde la comida no se malgaste y más personas tengan acceso a alimentos. Por ello, es necesario tomar medidas para reducir el desperdicio de alimentos. Algunas de las acciones que podemos llevar a cabo son:
- Educación y concienciación: Difundir información sobre las consecuencias del desperdicio alimentario y promover hábitos de consumo más responsables.
- Optimización de la cadena de suministro: Mejorar la gestión de inventarios, reducir las pérdidas en la producción y distribución, y fomentar la donación de alimentos excedentes.
- Innovación tecnológica: Desarrollar nuevas tecnologías para monitorizar y reducir el desperdicio alimentario, como sensores inteligentes y sistemas de predicción de la demanda.
- Legislación: Implementar políticas públicas que incentiven la reducción del desperdicio alimentario, como objetivos de reducción obligatorios para empresas y la promoción de la economía circular.
- Consumo responsable: Como consumidores, podemos reducir el desperdicio planificando nuestras compras, almacenando correctamente los alimentos y utilizando las sobras, practicando la cocina de aprovechamiento.
Los Bancos de Alimentos han creado PlanB para la recuperación de alimentos en beneficio de los más desfavorecidos y del planeta. En 2023 los 54 Bancos de Alimentos repartieron 138.044 toneladas de alimentos entre 6.493 Entidades Benéficas. De ellos, más de 80.000 toneladas provenían de excedentes de la industria y la distribución.
Reducir el desperdicio alimentario es una tarea que nos concierne a todos. Al tomar medidas en nuestros hogares, comunidades y empresas, podemos contribuir a un futuro más sostenible y ayudar a combatir el cambio climático y el hambre.