
Jerarquía de uso de alimentos: qué significa y cómo aplicarla
La Ley 1/2025 de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario establece un marco legal para reducir el desperdicio de alimentos en España. Uno de los principios fundamentales de esta normativa es la aplicación de una jerarquía de uso de alimentos, que prioriza el destino de los excedentes alimentarios para maximizar su aprovechamiento y minimizar el impacto ambiental.
¿Qué es la jerarquía de uso de alimentos?
La jerarquía de uso de alimentos es un modelo que ordena las opciones disponibles para gestionar los alimentos que no han sido consumidos o vendidos, dando prioridad a aquellas con mayor valor social, económico y ecológico.
Inspirada en los principios de la sostenibilidad y la economía circular, esta jerarquía busca evitar que alimentos aún válidos acaben en la basura, y promueve su aprovechamiento en distintas formas antes de considerar su eliminación como residuo.
La jerarquía de uso de alimentos en la práctica
Aunque la Ley 1/2025 no enumera explícitamente esta jerarquía, distintos organismos nacionales e internacionales han establecido un orden ampliamente aceptado que puede guiar a las empresas en su estrategia de prevención y valorización de alimentos:
Prevención en origen
Es la base de toda estrategia eficaz. Consiste en evitar que se generen excedentes desde el inicio, mediante una mejor planificación de la producción, el control de inventarios, una previsión de la demanda más ajustada y una gestión eficiente del stock.
Donación para consumo humano
Cuando no se puede evitar el excedente, la opción prioritaria es la donación a organizaciones sociales. Para ello, los alimentos deben estar en condiciones aptas para el consumo y debe garantizarse la trazabilidad, la seguridad alimentaria y los acuerdos con entidades receptoras.
Transformación en otros productos alimentarios
Algunos alimentos pueden reconvertirse para prolongar su vida útil. Por ejemplo, frutas demasiado maduras pueden usarse para elaborar mermeladas, cremas o zumos; el pan duro puede transformarse en picatostes o pan rallado.
Alimentación animal
Si los alimentos ya no son aptos para el consumo humano, pero siguen siendo seguros, pueden destinarse a la alimentación animal, siempre que se cumpla con la normativa de seguridad y trazabilidad correspondiente.
Uso industrial o energético
Aquí hablamos de convertir los residuos alimentarios en productos no alimentarios: biogás, fertilizantes, cosméticos, envases biodegradables u otros usos industriales.
Eliminación como residuo
Es la última alternativa. Solo debe contemplarse cuando no sea posible aplicar ninguno de los usos anteriores. Incluso entonces, debe realizarse con un tratamiento adecuado, como el compostaje o la valorización energética.
Cómo aplicar la jerarquía en tu empresa
Integrar este modelo en la actividad diaria de tu empresa requiere planificación, colaboración y compromiso. Estos son los pasos clave:
Diseña un plan de prevención del desperdicio alimentario
Identifica los puntos críticos en los que se generan residuos dentro de tu operación. Define medidas concretas para evitarlos o minimizar su impacto.
Establece acuerdos de donación estructurados
Trabaja con bancos de alimentos o entidades sociales que puedan recibir tus excedentes. Estos acuerdos deben estar formalizados para garantizar trazabilidad y seguridad.
Crea procesos internos de transformación
Analiza qué productos pueden tener una segunda vida dentro de tu negocio mediante nuevas elaboraciones.
Evalúa usos alternativos sostenibles
Si no es posible el consumo humano, busca empresas o granjas que puedan aprovechar los excedentes para otros fines. También puedes contactar con gestores autorizados para compostaje o producción energética.
Registra todas tus acciones
La documentación es clave para acreditar que tu empresa sigue buenas prácticas ante una inspección o auditoría.
¿Por qué es importante seguir esta lógica?
- Mejora tu compromiso social y ambiental. Muestra que tu empresa se implica activamente en la lucha contra el desperdicio.
- Fortalece tu reputación corporativa. Las prácticas responsables son cada vez más valoradas por clientes, proveedores e inversores.
- Facilita auditorías e inspecciones. Contar con un modelo claro y documentado de gestión de excedentes ayuda a demostrar cumplimiento normativo.
- Prepara tu empresa para futuras normativas europeas. La legislación comunitaria avanza hacia modelos más estrictos. Aplicar esta jerarquía es anticiparse al cambio.
La jerarquía de uso de alimentos es una herramienta esencial para cumplir con los objetivos de la Ley 1/2025 y avanzar hacia un sistema alimentario más sostenible y eficiente. Al aplicar este enfoque, las empresas no solo cumplen con la normativa, sino que también contribuyen a la reducción del desperdicio alimentario y al bienestar social y ambiental.
En PlanB te ayudamos a gestionar esos excedentes alimentarios convirtiéndolo en un proceso fácil e intuitivo gracias a nuestra plataforma digital, con ventajas fiscales o garantizando trazabilidad y seguridad en el proceso de donación.
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